jueves, 1 de septiembre de 2016

Cazador de brujas

Los cazadores de brujas son bastante conocidos en países del norte, como Inglaterra, donde no existía una Inquisición que se ocupara de los adoradores del diablo, así que esta responsabilidad recaía en las autoridades locales, así como en los entusiastas pueblerinos que recurrían a estos "peritos" para hallar a los culpables. Como su palabra era considerada prueba suficiente de brujería, sin tener que pasar por un tedioso tribunal,  los procesos eran mucho más rápidos y las condenas a muerte mucho más comunes que en España, donde la Inquisición solía imponer penas menores, como el destierro o el ingreso en un monasterio para las mujeres que realizaban prácticas supersticiosas.

Pero en la península ibérica se daban casos también ejemplos de este tipo de sujetos, a los que se denominaba "conocedores de brujas", y a los que se les suponía un talento especial para reconocerlas. Muchos eran salutadores, profesión que aparece en el suplemento Ars Malefica y que es una especie de cruce entre un santón y un mago blanco que se dedica a curar a enfermos y a endemoniados y que se especializa en lanzar los llamados Conjuros de Abad. Algunos de estos sujetos también contaban entre sus poderes el de percibir la presencia de brujas. Los llamados "conocedores de brujas" no tenían que lanzar ningún conjuro como Intuir la Magia para conseguirlo: simplemente sentían una especie de reacción visceral cuando se encontraban ante una hechicera

Un ejemplo de ello es Andrés Mascarón, un salutador de principios del siglo XVII, que fue detenido e interrogado por la Inquisición después de que en el pueblo de Bielsa (Huesca), los lugareños ahorcaran a cuatro mujeres por brujas y una quinta fuera desterrada. La única prueba había sido su palabra. Un testigo de los hechos le preguntó cómo podía saberlo y él le explicó que "en viendo la que era bruxa se le encendían las carnes, y más cuanto más antigua lo era".

La inquisición no tenía una posición muy firme hacia lo que parecía una superstición más, pero parece que llegaron a emplear a alguno de estos "conocedores de brujas" cuando investigaban rumores de brujería por considerar su habilidad un "don de Dios". La gente, desde luego, creía en ellos: bastaba que se supiera que uno "conocedor de brujas" rondaban por los contornos para que las hechiceras se esfumaran, lo que no dejaba de ser una prueba de culpabilidad. Muchas no podían volver jamás a sus casas. 

Dado que se trata de un don innato, se le considera un Orgullo,y no una profesión.

Conocedor de Brujas (+4)
Prerrequisitos: no
El personaje es capaz de saber si cualquier persona es brujo (personaje que puede lanzar hechizos) con solo verlo. La sensación es parecida a la de un ardor de estómago, más fuerte cuanto más poderoso es el sujeto.

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